Andrea Fabra, retrato de una diputada bien


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Pepe García


Publicat: el 29/jul/12
Opinió
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Andrea Fabra tiene cara de gata mala, de burla tonta y boca grande. Es como una copia inanimada de una niña bien mediocre de provincias adentro que, parapetada tras su escaño parlamentario, se erige en defensora palanganera de los suyos contra la ciudadania que la votó, que la mantiene y hace posible que conserve el lujo y estatus con lengua vípeda de mala leche.

Andrea Fabra se sabe guapa, de una belleza facha, agresiva y brutal, ninfa del búnker de derechas, letrada y culta, pero de un conservadurismo que ya no se lleva, analfabeto y catatónico, que solo existe en las mentes y recuerdos de algunos.

Andrea Fabra es como esa mancha negra imborrable en el tiempo que tienen las familias de algunos partidos políticos, como una mochila pesada y podrida que se lleva siempre en estado de perpetuo purgatorio para lavar los pecados, la obscenidad de actos y dichos impetuosos.

Ella hace del arte oratorio parlamentario una cochambrosa y sucia pocilga donde revolcarse. Una oratoria de política borrosa, como el transeunte que pasea por las calles entre la niebla y al cual nunca le llegamos a ver su verdadero rostro. Y como le pasa a la más tonta, a la última de la clase, esta debe hacer continuamente méritos y numeritos para que se fijen en ella y no la echen de menos en la lista las próximas elecciones, escupiendo brabatadas y gilipolleces, seguramente porque de niña su padre nunca le lavó la boca con jabón, como hacían los buenos y fieles falangistas.

Andrea Fabra vive todavía en aquel viejo fuero de leyes franquistas que regía a los españoles que, con el tiempo, le ha avinagrado la sangre y el espiritu.

Andrea fabra me cansa y aburre como un mal libro que no se puede leer desde la primera página, como esas historias de señoritas antigua y decentes, románticas, modestas de falsa castidad. Me cansa y aburre como si tuviese que leer el ABC, como antes se leía el ARRIBA.

Se ha hecho popular, pero no como ella queria, sino de una fama patetica y boba, donde se ha autoinmolado a sí misma, que la hará llevar de por vida el sanbenito de mal hablada, de mala persona, como llevaba Sísifo su piedra.

Andrea, ¿Que se jodan quién? ¿Los parados, los pensionistas, los estudiantes, los trabajadores, los ciudadanos, los que como tú no ganan 3.000 euros mensuales por sentarse en una silla a aplaudir y decir 'que se jodan'? ¿Que se jodan quién, Andrea, quién?

Decía hace unos dias en este espacio Jordi Puigneró, que es político, de gobierno y cartera: 'Franco ha vuelto'. Y eso a pesar de que murió dos veces. No sé si es verdad, pero muchas acciones y pensamientos de entonces nunca se fueron, siguen aquí, y seguramente estan para quedarse siempre.

Pero no sé qué és peor, digo yo, si la vuelta de éste, los languidecientes del gobierno, la España de Tejero, los miopes y flojos del extripartito catalan, la patada en la puerta de aquel ministro macarra y achaparrado llamado Corcuera o la lengua suelta de Andrea Fabra.


PEPE GARCÍA és membre de CCOO



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