Un olvido llamado Alzheimer


  • Comparteix:

pepe.garcia

Pepe Garcia


Publicat: el 17/mai/12
Opinió
Més Columnes de l'autor
PDF

Dedicado a vosotros, M. y S., que tanto os habéis amado.

Amor mío, cuando yo ya no pueda ni recordar tu nombre, cuando por culpa de esta maldita enfermedad no puedas ver en mis ojos el brillo de la pasión que siempre he sentido por ti, no sufras, ni llores, intenta buscar esa fuerza interior que tú siempre me has dado desde que nos conocimos.

No sé qué hubiera sido sido de mí si no te hubiese encontrado. Seguramente no hubiese vivido el amor tan profundo que nos hemos dado. Y ahora, maldita sea, enfrentarnos a esta enfermedad sabiendo que tenemos la batalla perdida... Me duele tanto, cariño mío, el tener que dejarte, que a veces preferiría morirme de golpe, y no poco a poco, como hago cada día, olvidando y dejando de sentir todo lo que es la vida, lo que somos nosotros.

Recuerdo... Dichosa palabra... Recuerdo como nos reíamos al principio cada vez que yo olvidaba algo, decíamos que era culpa de tantas cosas como ocupaban mi mente. Despistes, lo llamábamos. Pero no, cielo mio, lo terrible y cruel vino después, al darte cuenta que aquello cada vez iba a más. Después, en el hospital, nos confirmaron lo que realmente me estaba sucediendo. Una enfermedad que cada día te borra un poco más de lo que llevas dentro, de lo sientes, de lo que has vivido, de lo que te gustaría hacer en el futuro, pero que nunca llegará.

Quisimos conocer los pasos que sigue esta enfermedad, porque pensábamos que así nos seria más fácil afrontarla. Conocimos a familiares de personas que estaban en mi misma situación, leíamos libros que hablaban de este calvario, visitamos centros donde cuidaban a los enfermos, vimos el principio terrible y amargo, el que nosotros comenzábamos a conocer. Vimos todo el recorrido hasta donde ya no queda nada... Y yo, cariño, intentaba fingir diciéndote que no te preocuparas, para que no sufrieras lo que yo estaba sintiendo dentro de mí, cómo la vida me estaba dejando. Entonces me escondía y lloraba con llanto silencioso y apagado, para que no pudieras oir la tortura, la agonia que me estaba matando, lloraba en mi desconsuelo como un niño a pesar de mis 60 años de vida y llamaba a mi madre: 'Mama, ayúdame, me estoy muriendo'. Pero los que se han ido hace tiempo no nos pueden ayudar, no nos pueden dar esa mano y protegernos para volver a refugiarnos en su regazo.

¡Ay, corazón mío! Qué equivocados estábamos al hacernos ilusiones de que podrían inventar alguna vacuna milagrosa que me salvara la vida, a mí y al resto de tantos enfermos como sufren, una píldora milagrosa que salvara nuestro eterno amor y le diera unos años más de tiempo para seguir amándonos y queriéndonos. Pero sólo fue una tonta quimera, una burda utopía que se desvaneció al cabo de algunas semanas, cuando vimos que la enfermedad siguió avanzando, buscando el final donde acaba todo.

Si tú supieras lo que estoy sufriendo por tener que dejarte, vida mía, por sentir como la memoria me roba mi amor por ti, obligado, a la fuerza, sin remedio alguno.

Te he querido y te quiero tanto que es lo único que me consuela cada día en esta enfermedad, el saber que al menos todo lo que nos hemos amado, todo lo que nos hemos dado ya nada ni nadie me lo puede quitar. Y ahora, cuando a penas a veces me queda algún leve momento de lucidez, lo único que quiero es repetir tu nombre, acariciar y sentir todo tu amor, el calor de tus besos que aún me dan fuerza y vida. Pero no quiero ver en ti alguna lágrima perdida, déjame que mi último recuerdo sea el que vean mis ojos, el que sienta mi corazón, a ti.

Me voy con lo mejor que un ser humano puede tener, amor. El tuyo, amor mío. Te quiero.

PEPE GARCÍA és membre de CCOO



  • Comparteix:

OPINA

Identifica't per comentar aquesta notícia.

Si encara no ets usuari de Cugat.cat, registra't per opinar.

Avís important

Tots els comentaris es publiquen amb nom i cognoms i no s'accepten ni àlies ni pseudònims

Cugat.cat no es fa responsable de l'opinió expressada pels lectors

No es permet cap comentari insultant, ofensiu o il·legal

Cugat.cat es reserva el dret de suprimir els comentaris que consideri poc apropiats, i cancel·lar el dret de publicació als usuaris que reiteradament violin les normes d'aquest web.