Todos tenemos amigos o conocidos valencianos que han sufrido sus efectos en primera persona, y hemos oído de casos trágicos de personas que lo han perdido todo: sus hogares, sus familias o incluso sus vidas.
Hemos observado la masacre en directo; es normal que no podamos evitar que nuestros sentimientos afloren. Ahora bien, lo que sí es inaceptable es el uso político que, según quién, le está sacando a la DANA.
Las administraciones que han gestionado los mecanismos de prevención tendrán que rendir cuentas ante sus respectivos parlamentos, sin duda alguna. Cuando eso pase, tocará analizar la gestión de las mismas. Pero, desde luego, todos los políticos aquí no son, ni han sido, lo mismo.
Una cosa son aquellos que, tras ver la magnitud de la catástrofe, se han puesto a trabajar, y otra cosa son aquellos que la han aprovechado para hacer política.
No es igual aquel que elabora un paquete de medidas que aquel que dice desde La Moncloa que quien necesite ayuda la pida. No es el mismo político aquel que pide recursos que aquel que, por una estrategia política, los manda a cuentagotas.
No es lo mismo aquel que da la cara y habla con los vecinos que lo han perdido todo que aquel que se va.
La diferencia está en que la izquierda sí está utilizando la catástrofe valenciana para hacer campaña.
Permítanme un inciso mostrándoles un ejemplo práctico de cómo se está utilizando la catástrofe desde un punto de vista político. Mediante el silencio de los medios sanchistas, el caso de Castilla-La Mancha ha quedado en el olvido. En Castilla-La Mancha, 7 personas fallecieron. Aunque la magnitud de la tragedia fuera, por suerte, mucho menor que la valenciana, ¿por qué nadie ha cuestionado la eficacia de los mecanismos de prevención manchegos? ¿Por qué no se habla de la descoordinación que hay entre el Gobierno y las Comunidades en lo que se suponía que era el Gobierno más autonomista de la izquierda?
No es la primera vez que usan una catástrofe para aprovecharse políticamente, y esto es lo que no debemos aceptar. No puede ser que no se le reproche y que se tape a los ultras de izquierdas que se pegaron con la policía y asediaron la Generalitat el fin de semana pasado (movilizados por grupos cercanos a Compromís y Òmnium, entre otros). No puede ser que solo se señale la desinformación cuando viene de un lado.
La desinformación, la violencia y la utilización política de las tragedias son hechos igual de censurables, vengan de donde vengan. Si se relativiza desde un lado, como está haciendo la izquierda y como ha hecho el independentismo catalán con Arran, se relativiza y, por tanto, se acepta este comportamiento espurio.
Si queremos combatir los sinsabores de la política, tenemos que hacerlo condenando los hechos, vengan de donde vengan. Urge nivelar el tablero político para poder hacer política en las mismas condiciones. Sin igualdad no puede haber una reconstrucción eficaz.
NACHO BRUNA és membre de les Noves Generacions i membre de la junta local del PP de Sant Cugat
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