Europa, ¡tan cerca, tan lejos!


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Pepe Garcia


Publicat: el 8/oct/14
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Y en estas linderes en las que nos hallamos, se va el ministro de justicia, dimite, por no haber sacado adelante el derecho a la vida del feto, la prohibición de abortar.

Se va dejando a quienes creen en ello en el legítimo derecho que tienen que sigan defendiendo y luchando por ese reclamado derecho a la vida del no nacido.

El mismo derecho que una vez nacido si es gay se le quita y niega, el mismo derecho que despues habrá que reclamar cuando la persona pase a ser reconocida legalmente como dependiente. Entonces la ley de la dependencia no respetada les rebajará más aún lo que se les daba por derecho, recortarles de los paupérrimos euros que recibian.

Europa, ¡tan cerca, tan lejos!

Los derechos, esos que de tanto en tanto braman en boca algunos governantes y que cuando los pide el pueblo entonces se olvidan de ello. Como el derecho a votar, a decidir, porque un pueblo, una nación que no puede votar, que no puede ser consultada es un pueblo fácil de governar, olvidando que en democracia los derechos de consultas al pueblo sirven para sanear, y mantener viva esa misma democracia. La llamada voluntad popular, ya sea la catalana o la canaria.

El derecho al trabajo, para ganarse el pan, el vestir y un techo donde cobijarse que decían nuestros abuelos, esos mismos derechos por los que miles lucharon y dejaron sus vidas en ello, esos derechos ahora pisoteados por la ignorancia, la soberbia de siempre, de antaño, de ahora.

Europa, ¡tan cerca, tan lejos!

¿Deben ser inamobibles y prevalecer las leyes dictadas por los governantes por encima del derecho a opinar reclamado por la ciudadania que los elige cada cuatro años?

Seguramente que al final no pasará nada o nada grave, por el bien de todos, pero cuando al llamado pueblo de a pie, de calle, le prohiben, les quitan el derecho simple y sencillo de poder opinar, ese mismo pueblo se revelará, respetando eso sí, democráticamente todos y cada uno de los derechos que los que están obligados a aplicarlos y defenderlos no los cumplen con el mismo pueblo que les dio la potestad en las urnas electorales. Que se saltan esos derechos sin darles importancia como quien no respeta un paso de cebra invadiendo el espacio del peatón.

Europa, ¡tan cerca, tan lejos!

En todos los procesos sociales los más desfavorecidos son los que primero pagan la perdida de cualquier derecho, negados y anulados por aquellos que imbuidos de una especie de gracia divina se creen capacitados para estar por encima del bien y del mal, como dioses de sí mismos, olvidando lo efímero, vacuo y vano que es el tiempo en el poder.

En fin, la esperanza de la verdad no está perdida, a pesar del llamado principio de incertidumbre de Heinsenberg. Como mucho, desorientada al igual que la gestión indefinida entre piruetas de lo absurdo, incoherencias y desequilibrios disparatados en un país donde ya no caben más estupideces en el cajón de los desastres.

Europa, ¡tan cerca, tan lejos!

PEP GARCÍA és membre de CCOO



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