Deja vú

Alejandro Muñoz

Alejandro Muñoz


Publicat: el 2/mar/22
Opinió| Columnes

Cazas bombardeando Kiev, tanques entrando en Járkov, desembarcos en Odessa, civiles refugiados en los metros ahora reconvertidos en espacios comunales anti bombardeos... con esta lista cualquiera podría pensar que o bien está releyendo un libro de historia, visualizando una película ambientada en la década de los 40. Pues como todos sabemos, no; no es así. Parafraseando al jefe de la diplomacia europea; vivimos los tiempos más oscuros de Europa desde la segunda guerra mundial. Y esto se nota; esta vez vemos como nuestra seguridad como colectivo europeo se ve vulnerada, no solamente bajo los ataques más directos usando la fuerza más bruta y elemental que es la violencia si no, como esto toma una nueva dimensión que nos afecta a todos, que es el ciberespacio; pero eso es asunto de analistas bélicos.

Gritos de no a la guerra, gritos que no retumbaban en nuestros corazones y en nuestras calles desde aquellas manifestaciones a las cuales un servidor pudo asistir, pero con escasos 4 años, gritos que creo que la gran parte de las personas que están leyendo estas líneas jamás se imaginarían que llegarían de nuevo. Una guerra injusta, pero como todas, una guerra que en el fondo causa una sensación de impotencia a todos por el hecho de que queremos la paz, queremos el fin de esta violencia innecesaria, pero vemos como los deseos magnánimos de un hombre auto encumbrado a zar de la época moderna llevan al este de nuestro continente a un conflicto digno de otras épocas más oscuras y tenebrosas.

¿Esto que supone? La gran pregunta que todos en una u otra medida nos hemos hecho, con más o menos respuestas; con una mayor o una menor concreción, pero en definitiva y después de todo lo que queramos pensar, nos formulamos algo de lo que no tenemos respuesta. Geopolíticamente hablando es un desafío para la integración europea frente a amenazas bélicas exteriores y el cómo desarrollar un conflicto bélico mayor en el siglo XXI; económicamente, como puede esto afectar un mundo hiper globalizado e interdependiente en el mercado de bienes y capitales; socialmente, una disruptiva de ver como pueblos hermanos ahora se matan entre sí; humanitariamente, de como para algunos gobernantes los derechos humanos son elementos a los cuales pueden considerar superfluos. Esta serie de motivos puede llegar a ser algunos de los que nos preguntamos tanto nosotras y nosotros aquí, en Sant Cugat; pero como dijo Thomas Tuchel, entrenador del Chelsea F.C en las ruedas de prensa referidas al conflicto en curso; "cosa de la cual no me siento capacitado para opinar porque vivo en un sitio en paz, y por ello soy un privilegiado".

Pero en este caso sí que hay un colectivo al cual toca de primera mano y eso fue patente en nuestra ciudad el pasado lunes con el acto de repulsa a la guerra convocado por las comunidades ucranianas y rusa en Sant Cugat, un acto que devolvió el no a la guerra a las calles; un acto que puso voz a aquellos que no la tienen; un acto que acercó la cruda realidad de la cual a menudo huimos o intentamos ocultar para no ser partícipes de ella. Siendo claros, un acto apartidista que toma partido en contra de la guerra, en contra de la barbarie, en contra de la injusticia, en contra de la violencia y a favor de todo; de la paz, de la fraternidad, de la cooperación, de la solidaridad, de la humanidad.

Yo por ello, y desde esta plataforma quiero poner mi grano de arena a esta causa pidiendo el fin de este conflicto de inmediato y entonando con toda mi fuerza y mi voz hasta que esta se apague un poderoso y sonoro ¡NO A LA GUERRA!

ALEJANDRO MUÑOZ és primer secretari de la JSC Sant Cugat