Al final el tiempo ha dado la razón a los que alertaban contra este desastre realizado en la sociedad catalana: la falta de una mayoría favorable a la independencia ya era motivo suficiente para no transitar el camino a la desconexión, de la misma manera que ésta reclamación no podía ser el objetivo único ni la cuestión primordial en una sociedad en la cual éste sólo debía ser el último de los recursos al carecer de esa base social, teórica y también legal.
Afortunadamente, hay otras propuestas que no han dejado de trabajar todo este tiempo para seguir tratando de encontrar fórmulas que reconozcan la personalidad nacional catalana, mediante una reforma de la Constitución Española que establezca una relación federal entre Cataluña y España que reconozca sin temor el carácter plurinacional, haciendo compatible la unión con la autonomía de las naciones federadas y que concite un consenso mucho más amplio que la burbuja del independentismo.
El próximo 21 de diciembre tendremos la ocasión de poder apostar por ello. Y sin burbujas.
JULIO JIMÉNEZ és membre del PSC
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