¿Podemos exigir el buen funcionamiento de las instituciones públicas, criticar su gestión o reclamar una mayor calidad de vida, si como individuos no somos capaces de cumplir con los gestos más simples de convivencia? El carrito de la compra se convierte en una metáfora perfecta: para que una sociedad funcione, no basta con esperar que otros hagan su parte, sino que debemos empezar por nosotros mismos, con acciones tan básicas como esta.
Pero aquí surge una pregunta aún más inquietante: ¿acaso mayor renta per cápita significa mayor desconexión social? Sant Cugat, con su reputación de municipio próspero, ejemplifica una paradoja: donde hay recursos, a veces falta empatía. Es tentador pensar que un nivel de vida elevado debería ir acompañado de un mayor compromiso con lo público, pero la realidad parece ser más compleja. Tal vez, en nuestro afán por la individualidad y el éxito personal, hemos olvidado que pequeños gestos como devolver un carrito son los que realmente construyen comunidad.
Al final, devolver un carrito de compra a su sitio no es solo una cuestión de logística; es una declaración de principios. Es decir: "Me importa el otro, me importa el entorno, me importa ser parte de algo más grande que yo mismo". Y quizás, si todos empezáramos por ahí, esos "pequeños detalles" se convertirían en la base de un cambio mucho más profundo.
Roque Adrada, és membre de la Junta Local del PP de Sant Cugat
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