Con este escenario pareciera que nunca ganamos esta 'Guerra a las drogas/ War on Drugs' que comenzó en el 71 en la Administración de Richard Nixon, sino más bien que se normaliza en la sociedad como algo que "está allí", que hace daño, pero que se comenzó a aceptar como un daño normalizado, el mismo que provocan drogas legales como el tabaco procesado y el alcohol.
Se normalizó tanto la droga, que escuchaba hace algún tiempo a alguien que se apropió de la bandera de la "izquierda alternativa de Sant Cugat" criticar a los productos importados mientras se liaba un porro con varias sustancias venidas desde fuera. Allí comprendí que ni estos seres iluminados, ni la derecha rancia que le encanta prohibir, tenían ni idea de lo que estaba pasando en su propia sociedad, ni en el mundo. De hecho, a los dos grupos les viene bien esta enajenación, hace a las personas más dóciles y más propensas a aceptar las presiones grupales sin plantearse un destino mejor para toda la sociedad.
Las drogas pasaron de ser un enemigo en los 70-90, a ser el vecino incómodo en los 2000 y a ser para muchos un ejemplo y una forma de vida desde el 2012. Es una realidad que las series y películas que más triunfan en el género mafia son las inspiradas en el asesino psicópata llamado Pablo Escobar Gaviria, cuyo mérito principal es la muerte de miles de personas, el sometimiento de las mujeres más pobres a profundas humillaciones y esclavitud social y sexual, el tráfico de personas e institucionalizar la mafia en medio continente americano. Es un insulto para las personas que sufrimos este azote en nuestros barrios y ciudades que se normalicen y se mitifiquen estas execrables prácticas y figuras que se han llevado la vida, la dignidad y la libertad de tantas personas, ya que para muchos seres humanos lo de "plata o plomo" no es solo una frase hecha.
De hecho, hace pocos días pudimos ver en las noticias, como amanecieron colgadas dos personas de un puente de la ciudad de Durán, en Ecuador, en una práctica tomada de los cárteles de la droga de Méjico para amedrentar a la población. Este es el terror que quieren provocar. Dicho esto en otro contexto, pero con el ánimo de provocar miedo, no pude evitar recordar la imagen del 19 de diciembre de 2018 cuando la organización Arran (las llamadas las juventudes de la CUP) colgó tres muñecos boca abajo de un puente de la ciudad de Terrassa con carteles del Cs y el PSC. Irónicamente, Arran y el PSC, cogobiernan hoy la ciudad de Sant Cugat del Vallès. Al final, por la vía del miedo fuerzan a las personas a someterse a sus intereses.
Los barrios de Europa y de América siempre tuvieron este enemigo en común, pero ahora entramos en una nueva etapa. Se trata de convertir a los peores seres de la sociedad en "héroes" de una historia de ficción para que una juventud, desprovista de un estado sólido y de igualdad de oportunidades, vea en esta escoria un ejemplo para salir de su mala situación y comprobar, de más de mil formas, que "la droga mata" aquí, allá y donde le permitamos estar.
DIMITRI DEFRANC CEVALLOS és president de Proposem
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