COP 2019 fracasa, los ayuntamientos sin rumbo


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Dimitri Defranc


Publicat: el 21/des/19
Opinió
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Comienzan a salir constantemente nuevas técnicas e ideas para combatir el cambio climático y así llenar de contenido las vacías palabras de los políticos que se llenan la boca constantemente de expresiones como 'emergencia climática' y 'responsabilidad medioambiental' sin saber bien a que se están refiriendo. Lamentablemente estas nuevas tendencias no son la prioridad de los que ahora mismo nos gobiernan. Tampoco su experiencia y su imaginación alcanzan a empatizar ni a conocer verdaderamente el alcance del debate que se ha demostrado les viene grande.

En lo global y en las grandes élites existe un desconocimiento abrumador, también existe gente que conoce demasiado las nuevas tecnologías, pero desconocen la historia, la eugenesia se vuelve a poner en la mesa en círculos bancarios y empresariales. Cosas que si se combinan amenazan con un futuro distópico.

Ciertas élites científicas comienzan a plantear modificaciones genéticas en los seres humanos. Un ejemplo es Matthew Liao, director del Center for Bioethics y profesor de Filosofía de la Universidad de Nueva York, que entre sus planteamientos del mes pasado en la sede del BBVA en Barcelona, está el de introducir genes transgénicos de felinos para poder adaptarnos a la nocturnidad, así como modificarnos para no crecer más de 1,70m y así evitar el excesivo consumo.

Una de las miles posibles consecuencias de jugar a ser el dios ibero Airón es que tendríamos dos líneas genéticas, aumentarían las diferencias sociales, ya no sólo de clases sino que estaríamos hablando de dos o más variedades humanas en camino a la especiación. En una referencia clara y que va mucho más allá de la famosa película Gattaca.

Salidas más reales, pero desde las que se habla poco, es incentivar soluciones como las estudiadas en países como Japón, respecto a la conversión de materia orgánica en alimentos con una conversión casi de 1/1, es decir un kilo de materia orgánica por un kilo de comida, se está estudiando también eficiencias en los cultivos de lechuga que pueden llegar a necesitar sólo un 20% del agua que antes usaba.

Nuestra propuesta en lo local y general ante esta pérdida de rumbo implica la empatía, ya que no sólo debemos afrontar los problemas del presente, sino evitar distopías futuras. Pero por ahora a nivel de comunidad, barrio, ciudad, país, no hemos logrado entender la importancia de nuestro voto para frenar el destrozo medioambiental y la injusticia social, ¿cuánto tiempo más debemos esperar?, sólo el tiempo lo dirá, aunque el tiempo es un lujo que ahora mismo no tenemos.

DIMITRI DEFRANC és responsable de comunicacions de l'ONG Vallès Sense Fronteres



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