Mención especial tienen los 600 funcionarios del ayuntamiento que, hasta la fecha, tenían la fortuna de poder aparcar en las más de 150 plazas que rodeaban el ayuntamiento (avenida Pla del Vinyet y calle Cesar Martinell) sin penalización para sus bolsillos. A fecha de hoy solo algunos, 25 afortunados, podrán disponer de una plaza contratada en un hotel de las inmediaciones al ayuntamiento a un precio conveniente, pero a un horario inconveniente para aquellos funcionarios que deben alargar su jornada laboral por encima de las 17:00 horas.
La alternativa para la mayoría de ellos ha sido el crear un aparcamiento 'disuasorio' a la entrada de la ciudad avenida Les Roquetes) para varios centenares de coches con un sistema lanzadera para acceder al centro. Un parking que no se ha urbanizado ante las inclemencias climatológicas, sin apenas luz, sin ningún tipo de señalización y en una zona apartada de la ciudad, peligrosa, que será el nuevo Can Solà para los jóvenes en sus fines de semana de botellón. Los vecinos están avisando ya, hace tiempo, ante la proximidad del final de las escuelas y el inicio de las vacaciones de los jóvenes.
Por este motivo Cs Sant Cugat solicitará en el próximo pleno municipal ordinario del mes de junio que se anulen las nuevas plazas azules a la espera del estudio de ocupación que ha encargado el ayuntamiento y que, probablemente, no tengamos hasta pasadas vacaciones. Durante la espera del informe que confirmará nuestra empírica afirmación (basta pasarse cada día por ambas calles para ver que están completamente desiertas de usuarios hace meses), los comerciantes, funcionarios y demás trabajadores y vecinos del centro sufrirán importantes penalizaciones económicas.
Compaginar los intereses de residentes de cada zona con los del resto de ciudadanos del municipio, a la vez que se respetan las necesidades de comerciantes y profesionales para desarrollar su actividad debe ser una prioridad de todo equipo de gobierno. También, por supuesto, promover un desarrollo más sostenible, con un menor impacto de la contaminación y una reducción del tráfico, en beneficio de una ciudad pensada para ser cada día más humana. Pero este último punto no pasa por penalizar a los conductores, sino por incentivar el uso de transportes alternativos, en la medida de las posibilidades de cada usuario y con una oferta de transporte público que compita con el transporte privado en calidad y en precio. Desafortunadamente en la actualidad carecemos de él en Sant Cugat.
Esperemos que el gobierno del PDeCAT enmiende su error con celeridad puesto que de ello depende, como siempre, el bolsillo del ciudadano.
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