Disculpen la incredulidad, el discurso no es inocente. Esas acusaciones pretenden, no solo crear un relato que vaya germinando en las personas, en el 'buen ciudadano', que desde otros territorios no viven en primera persona lo que aquí ocurre y por tanto conocen la realidad que les cuentan, sino que pretende servir de base neofáctica a la respuesta represiva que se prepara, salvo que Europa - madrecita madrecita - lo impida. Que si hasta aquí nos ha parecido un desenfreno, Dios nos coja confesados, que los novios de la muerte nos miran con ojos deseosos.
Comparo lo que viví y lo que vivo con ese relato, estratégicamente repetido desde Llarena hasta la saciedad, y me siento trasladada al País de las Maravillas, con la misma cruel y arbitraria reina de corazones que manda cortar a todos la cabeza y con un conejo interior que mira el reloj y murmura, que llegamos tarde.
LOURDES LLORENTE és regidora de la CUP-PC
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