Pues bien, según los datos históricos analizados, el presupuesto inicial de principio de mandato (2015) fue de 123 millones de euros, por lo que, en otras palabras, se han incrementado los gastos (y por tanto la presión fiscal sobre los contribuyentes) en un 11.3%. En 3 años.
Analizando cíclicamente los mandatos de Convergencia, siempre, el mandato anterior a las elecciones (como es el caso) se han inflado los presupuestos para ejecutar obra pública coordinada para, casualidad, estrenarse a pocos meses de los próximos comicios municipales: hablamos de la peatonalización de la avenida de Cerdanyola y obras del Barrio de Sant Francesc-Monestir (11 millones), la nueva biblioteca central de 9 millones, el pabellón de Mira-Sol... Eso es lo que se llama hacerse una campaña a medida con dinero público, como hacían sus 'antepasados' de CiU.
¿Pero a dónde va un parte importante del presupuesto municipal? Pues, evidente, en el pago de los salarios públicos.
Y este es un tema también que escuece tremendamente al ciudadano. Veamos, si al final de mandato pasado, ya con el ayuntamiento funcionando a plena máquina, el gasto de la plantilla municipal fue de 36,8 millones de euros, a fecha de hoy, el coste salarial del ayuntamiento se ha disparado a los 40,6 millones, un 10,8% a base de incorporar personal de confianza a la ya sobredimensionada estructura y a satisfacer a los portavoces de izquierdas con un aumento considerable de sus remuneraciones públicas por hacer exactamente lo mismo que hacían cuando se firmó el cartapacio de inicio de mandato.
A fecha de hoy, un portavoz de izquierdas cobra exactamente el doble que un portavoz o concejal que percibimos remuneraciones por dietas (que fue lo que estaba establecido y acordado entre todos a principio de mandato).
Luego algunos grupos municipales se permiten el lujo de votar pleno sí y pleno también la incorporación de nuevos cargos de confianza que aportan poco o nada a estas alturas de mandato y cuyo salario va a incrementar los costes fijos administrativos.
'El dinero público no es de nadie', que decía una ministra socialista, y es exactamente lo que piensan algunos compañeros de consistorio.
ALDO CIPRIAN és el portaveu de Cs
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