La moción fue rechazada por los visionarios del pleno, que derivaron nuestra iniciativa a la Taula de Mobilitat, que era quién tenía que desarrollar la propuesta (zonas de espera para los clientes, lavabos para los conductores, pérgolas para proteger a los clientes y a los automóviles). A tal nivel se ha desarrollado la propuesta que no se ha hecho absolutamente nada en esta dirección.
Pues parece que se les está acumulando el trabajo. Según las últimas estadísticas el 70% de los trabajadores del polígono vienen de fuera de la ciudad, algunos desde una distancia considerable e insalvable sin el uso del automóvil.
La solución que se plantea desde al ayuntamiento para dar respuesta a sus necesidades de movilidad es poner una zona naranja en zona de aparcamiento libre (hasta la fecha) y habilitar unos carriles de bicicleta desiertos ahora para los aficionados de nuestra ciudad que tengan a bien ir el fin de semana al polígono. Pero, desde luego, con una buena preparación física puesto que la sola cuesta que va al colegio Pureza es digna del mejor Indurain; para luego tener reunión de trabajo a primera hora.
Las plazas de aparcamiento previstas para la zona de la estación de los FGC, las de la avenida Alcalde Barnils , las cercanas al Banco de Sabadell y las recién estrenadas al lado de la farmacéutica Roche (que serán todas de pago a partir del próximo mes de julio) son, a todas luces, insuficientes para cubrir la demanda existente, hasta tal punto que algunos de los trabajadores llegan al trabajo a las 6 de la mañana y duermen en sus vehículos particulares hasta la hora de entrada a las 8 de la mañana. Todo para tener una plaza de aparcamiento sin el riesgo de que la grúa municipal se te lleve el coche de zonas en las que, hasta la fecha, estaba permitido aparcar debido a la escasez de zona habilitada para tal fin.
La nueva zona naranja no tiene mucho sentido en Can Sant Joan ya que es un polígono eminentemente empresarial, sin contar el colegio Pureza o el Thau que cuentan con sus propias instalaciones de aparcamiento. No hay visitantes ni comercios que atraigan otro perfil de población a ocupar las zonas de aparcamiento.
El coste previsto por el ayuntamiento para que aparquen los coches durante la jornada laboral es de 1,1 euros el primer año y de 2,2 euros a partir del 2019; este precio es desorbitado respecto de otras ciudades como Alicante, con 300.000 habitantes, donde el coste de la zona naranja es de 0,3 euros al día: menos de siete veces el precio de Sant Cugat. En Zaragoza existen packs de 20 días de estacionamiento por un precio de 10 euros.
Mientras, la línea 7A municipal apenas cubre los trayectos y menos los horarios de las empresas. que se han visto obligadas a contratar un transporte particular de lanzadera para sus empleados. Todo facilidades.
Además, por si fuera poco, los especuladores, a sabiendas de la situación se frotan las manos: un aparcamiento descubierto en el polígono cuesta ya 60 euros cuando hace un par de meses estaba en 45 euros (lo mismo que pagarían los trabajadores de utilizar la zona naranja). Hay infinidad de plazas libres en los edificios, pero cuyos precios son inalcanzables para la mayoría de trabajadores del polígono.
Desde nuestro grupo municipal de Cs creemos en una gestión a medida del polígono para fomentar el transporte público o alternativas verdes dentro de las posibilidades orográficas de la zona. La solución recaudatoria a través de la zona naranja o de persecución a los coches infractores, lejos de ser una de ser una medida disuasoria o para fomentar el transporte ecológico, no hace más que poner en grave riesgo la continuidad de las empresas en nuestra ciudad.
Soluciones hay muchas, pero deben ser consensuadas con los usuarios y, sin duda alguna, graduales para evitar un impacto negativo sobre la movilidad global de la zona. Nos va en ello la credibilidad de nuestra ciudad.
ALDO CIPRIAN és portaveu de Cs a Sant Cugat
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