parlamento con una mayoría disidente respecto al poder estatal. De si eso es realmente democrático, de cómo se leería si eso pasara en otros países latinoamericanos.
Y tampoco quiero olvidar que hay gente, elegida en unas elecciones como éstas, que todavía están en prisión por intentar hacer aquello que dijeron que harían si las ganaban. Que hay gente que acaba de salir de prisión - es decir, que la propia Justicia dice que no deberían haber entrado - pero que siguen
encausados. Que otras personas, que también fueron elegidas en unas elecciones como éstas, han tenido que salir del país, para evitar la prisión, y para poder poner entre las cuerdas internacionales un conflicto político que se intentó combatir con represión policial, uso de la fuerza, apertura de correspondencia privada, entrada en imprentas, golpes, patadas, sanciones y amenazas con gravísimas penas de prisión y mediante la prisión preventiva de unos cuantos, para poder asustar y coaccionar a todos los demás.
No quiero olvidar que estas elecciones no se han convocado por quien tenía el mandato democrático de hacerlo, ni que el Parlament, legítimamente (y legalmente) elegido, con una mayoría determinada votada por el conjunto de los catalanes, fue disuelto por el Gobierno Español, que se ha puesto al mando de la Generalitat de Catalunya y ha convocado nuevas elecciones.
Y aquí estamos. Obligados a votar si no queremos que nos quiten la voz, aunque nos pueden quitar, según lo visto, el resultado de nuestro voto. Si no queremos retroceder en los derechos conquistados. Obligados a hacer de nuevo campaña, una campaña donde cada voto que consigamos, y esta vez más que nunca, vale la libertad de algunas personas, permitirá luchar legítima
(y legalmente) contra la represión policial, judicial y económica. Si es que lo respetan. Porque existe la duda de si el Gobierno español respetará el resultado de las urnas si hay una mayoría independentista, y con la seguridad de que lo hará si el resultado no es ese. Esta es su democracia. Yo votaré. Pero esto no es una democracia. Desde luego, no es la mía.
LOURDES LLORENTE és regidora de la CUP
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