Recuerdo ahora dos afirmaciones de Chesterton, hechas en 1928 y 1930, cuando la crisis de la familia no había aún alcanzado la gravedad que tiene ahora, que son particularmente brillantes, como acostumbraba aquel genial escritor. En 1928 escribió: 'La tendencia actual de la reforma social parece que consiste en destruir todo rastro de los padres': 'Borrarán la antigua autoridad parental. Su lugar no lo va a ocupar la libertad ni la licencia, sino la autoridad mucho más supresora y destructiva del estado'. Eso es lo que efectivamente ha sucedido durante las últimas décadas y lo que algunos parecen defender todavía hoy. ¿Les parece que el estado, los entes públicos, están más capacitados para decidir lo que conviene a los niños y a los jóvenes que sus propios padres?. ¿O más bien buscan destruir las relaciones paterno filiales y no encuentran otro sustitutivo que el estado? En cualquier caso me causan un pena profunda quienes así piensan, porque no se me ocurre ninguna razón válida que pueda justificar esas posturas.
La segunda afirmación de Chesterton a que me refería, hecha en 1930, se refería a lo que llamaba una 'gran hipocresía social': 'El mundo a nuestro alrededor ha aceptado un sistema social que niega a la familia. Ayudará a veces al niño, en lugar de a la familia; a la madre, en lugar de a la familia; al abuelo, en lugar de a la familia. No ayudará a la familia'.
Ciertamente no basta con políticas que favorezcan a los niños, o a los ancianos, o a las madres. Hacen falta políticas que tengan como objetivo la familia como institución en la que todos viven. Si se niega la ayuda a la familia, se niega la ayuda a los individuos que la componen, por mucho que se quiera creer o aparentar otra cosa.
Es de esperar que este llamamiento de Naciones Unidas para este año 2014 que comienza sea efectivo en nuestra tierra. Si conseguimos avanzar en que la conciencia colectiva capte con mayor extensión que el estado y las instituciones son para la familia, y no la familia para el estado; si conseguimos que un mayor número de personas se convenzan de que la vida en familia es, para la inmensa mayoría de la población, el mejor modo de pasar la vida, y que cuanto mejor es la familia mejores son su miembros; si conseguimos que el mundo de la cultura, de los medios de comunicación, de la política y la legislación, se tomen más en serio a la institución de la familia; entonces el año 2014 será un año en el que todos nos habremos acercado más a la plenitud del hombre y a su dignidad.
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