Igualdad sin dogmas, libertad sin tutelas
Estrella Salanova
Publicat: avui, a les 09:00
Opinió|
Columnes
A lo largo de la historia, las mujeres han demostrado una fuerza inmensa. Han sacado adelante familias, negocios y carreras sin que nadie les regalara nada. No esperaron permisos ni favores. Se abrieron camino con su esfuerzo y su talento. Esas son las mujeres que admiro. Las que, con determinación y sin victimismos, han cambiado el mundo.
Hoy vivimos en una sociedad donde las oportunidades para hombres y mujeres son mayores que nunca. Pero, paradójicamente, nos quieren hacer creer que la mujer sigue siendo una eterna víctima y que el hombre, por el simple hecho de serlo, es culpable de algo. Esa no es la igualdad por la que tantas mujeres han luchado. Eso es sectarismo.
Se habla mucho de feminismo, pero ¿de qué feminismo? Yo creo en un feminismo de libertad, no en uno que impone dogmas y enfrenta a hombres y mujeres. No quiero que nadie me diga cómo tengo que vivir, trabajar o pensar. No quiero cuotas ni privilegios por ser mujer. No quiero leyes que me traten como si fuera menos capaz que un hombre. Quiero igualdad de oportunidades, no de resultados.
Porque la igualdad no significa ser iguales. Hombres y mujeres somos diferentes, y eso no es un problema, es una riqueza. La clave está en el respeto mutuo, en la colaboración, en reconocer que cada persona, sea hombre o mujer, debe ser valorada por su esfuerzo, su talento y su carácter, no por su sexo.
Hoy parece que se premia más la ideología que el mérito. Que ser mujer se ha convertido en un argumento suficiente para ocupar un puesto, más allá de la preparación o la experiencia. Y eso es una injusticia, no solo para los hombres, sino también para las mujeres que han llegado lejos por su esfuerzo y no por una cuota.
El feminismo no puede ser una excusa para despreciar la masculinidad. Muchos hombres han sido, y siguen siendo, pilares fundamentales en la vida de muchas mujeres: padres, maridos, hijos, amigos, compañeros de trabajo. La lucha por la igualdad no puede consistir en señalar y castigar a la mitad de la población. No se construye una sociedad mejor destruyendo a los hombres, sino contando con ellos.
La verdadera igualdad no necesita eslóganes ni imposiciones. Necesita respeto, libertad y oportunidades reales para todos. Hombres y mujeres somos diferentes, sí, pero juntos somos más fuertes. Dejemos atrás los dogmas y empecemos a hablar de igualdad de verdad.
Estrella Salanova és regidora del PP Sant Cugat