Quid prodest?
Aldo Ciprian
Publicat: el 5/mai/13
Opinió|
Columnes
Es indudable que cualquier mejora del entorno urbano conlleva una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Pero no siempre sucede esto cuando los beneficios de las modificaciones no cuentan con el beneplácito de las personas que van a sufrir esas reformas o, cuanto menos, no tienen claro cuál va a ser el beneficio de las acciones.
Por tanto es de cajón que sus representantes políticos, antes de lanzarse a aprobar y a publicitar los grandes logros de su gestión, tengan a bien contar con la opinión de los “beneficiados”, además, votantes y contribuyentes del municipio.
Éste es el caso de la propuesta de la peatonalización de la Avenida de Cerdanyola.
Para analizar los beneficios y perjuicios de la acción de peatonalización de uno de los accesos al centro urbano de la ciudad, podríamos hacer referencia al mismo proceso que se gestionó en la cercana ciudad de Terrassa y la semi-peatonalización de la Rambla, arteria fundamental de comunicación y, entonces, comercial de la ciudad.
El motivo de la mega-obra que inició a principios del año 2008 y que se prolongó por espacio de más de 2 años (de hecho todavía no se ha completado el plan de intercomunicación inicial) dejó una serie de legados que aún hoy son latentes en la ciudad.
La larga duración de las obras causó una disminución drástica del flujo de personas por la Rambla que, sin ningún apoyo del ayuntamiento ni coordinación de las asociaciones de comerciantes dirigidas por representantes de la cuerda del gobierno municipal, produjo una reducción, en plena crisis, del volumen de ventas de los pequeños comercios tradicionales y su posterior cierre para el beneplácito de bancos, bazares, grandes cadenas comerciales y, cómo no, inmobiliarias que hasta entonces tenían vetado el acceso a esta zona privilegiada por el elevado coste de los locales y la poca intención de sus propietarios a la venta o traspaso. No hay que olvidar tampoco las molestias de los vecinos de la zona que durante más de dos años tuvieron que soportar la constante vibración de una tuneladora, ruido constante y polvo que se acumulaba días tras días en sus ventanas.
El caso de la Avenida de Cerdanyola es parecido al de la Rambla d'Egara si bien el barrio sancugatense no ha sido nunca una zona preferencial de paseo o flujo de personas provenientes de las zonas peatonales del centro, si dispone de un comercio suficientemente importante para atraer a ciudadanos de otras partes del municipio. Según los datos a los que hemos tenido acceso, entre el 20% y el 40% del facturado de los comercios proviene de ciudadanos de fuera del barrio cosa que tiene mérito añadido debido a las escasas plazas de aparcamiento de la zona que, de ejecutarse la peatonalización, se reducirían aún más incluso para los mismos vecinos. Tampoco, en este caso, existe ningún plan de choque por parte del ayuntamiento para paliar esta falta de plazas de parking como tampoco para compensar las pérdidas de los comercios debidas a la ejecución de las obras.
No olvidemos que una obra de esta envergadura tiene una duración de no menos de 6 meses, tiempo en el cual, sin soluciones por parte del ayuntamiento, se puede agravar la situación de éstos pequeños comercios locales; tampoco despreciemos los inconvenientes a los mismos vecinos: suciedad, polvo, ruido, agujeros...
A nivel circulatorio, el barrio de Torreblanca - El Coll se transformará en un 'cul de sac' (callejón sin salida) mientras el tráfico se desviaría hacia la Rambla del Cerler, Rambla del Torrent d'en Xandri y la Ronda Nord saturando, aún más, la crítica circulación del municipio y acceso al núcleo urbano.
Adicionalmente, sería necesaria una financiación de varios millones de euros que incrementaría aún más la deuda viva de nuestro municipio fijada según Hacienda en 69.699.000€ a finales del 2012. Volvería a ser Ferrovial el adjudicatario?
Pero no todo son desventajas. La peatonalización de la Avenida de Cerdanyola conllevaría una revalorización de la zona con un aumento sustancial del valor de la vivienda transformándola en nueva zona de culto para las inmobiliarias del municipio.
Desde Ciutadans consideramos que se puede y debe discutir largo y tendido sobre los beneficios y penalizaciones de una obra de semejante amplitud pero siempre con la participación y conocimiento de los vecinos y comerciantes afectados. Por ello proponemos efectuar una consulta popular a los vecinos de Torreblanca-El Coll, gestionada según la legislación municipal, que, con una participación importante, reflejaría las verdaderas inquietudes y necesidades del barrio.
De momento la polémica está servida y varias asociaciones de comerciantes y particulares como la 'Associació d'Amics del Monestir', se han opuesto frontalmente a la iniciativa incluida en el plan de movilidad del ayuntamiento (PMU) aprobada y reafirmada en pleno municipal con los votos de CiU, PSC, ICV y la CUP.
ALDO CIPRIAN és responsable de comunicació de l'Agrupació Territorial de C's Sant Cugat