La Ley Wert y la demagogia de CiU

Jordi Carreras


Publicat: el 18/des/12
Opinió| Columnes

Se podría pensar, a simple vista, que la confrontación con el ministro Wert por el 'borrador de anteproyecto de ley de educación (que eso es, un borrador)', le ha venido muy oportunamente a CiU para ocultar o disimular su actual debilidad, y hacer olvidar el fiasco de las últimas elecciones. Sin embargo lo que ha hecho CiU con su conducta, que viene a repetir y reafirmar la actitud rupturista que ya se inició antes de las elecciones, no hace sino sumergir más la política del partido nacionalista en la demagogia. Demagogia significa, según el diccionario de la Real Academia: 'Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder'.

En un momento dado, hace meses, y no sabemos con certeza el por qué, Artur Mas decidió tirar la toalla, abandonar sus responsabilidades de gobernante, y lanzarse a la exacerbación de los sentimientos de catalanidad de muchos ciudadanos, lo que cuajó en la manifestación del 11 de septiembre. Aquello les parecía imparable, pero las olas de sentimientos suelen estrellarse y disolverse con la misma facilidad con que se generan, no sin dejar tras de sí cierto panorama de desolación. Ahora, vuelven otra vez a la misma estrategia, si es que tales conductas merecen ese nombre.

La señora Rigau va a Madrid sólo para dar un portazo y organizar a continuación un gran escándalo absolutamente desproporcionado, puesto que en la Sectorial de Educación se debatía un borrador de anteproyecto de ley. Y la señora Rigau, y con ella CiU, en lugar de debatir en aquel foro que era el adecuado, se lanzan a la calle y organizan una ola más de sentimentalismo. Se lanzan en definitiva a la demagogia, en lugar de cumplir con la función que les incumbe como gobernantes.

Vamos mal, Cataluña va mal, y por ese camino iremos peor, porque no nos conduce a ninguna parte.

Ni CiU ni los nacionalistas en general deben olvidar que en Cataluña somos muchos los que pensamos que el castellano y el catalán han de estar al mismo nivel, y que los ciudadanos han de tener la libertad, porque tienen ese derecho, de expresarse en la lengua que les parezca más oportuna. No pueden olvidar que les guste o no el castellano es una lengua tan propia de Cataluña como lo es el catalán, y no pueden pretender que la segunda, porque es la que ellos prefieren, predomine absolutamente sobre el castellano.

Hace siglos que los catalanes hablamos en catalán, y así seguirá siendo en el futuro. Ni la lengua, ni la cultura catalanas corren riesgo de desaparecer, ni de ser engullidas, ni precisan ser impuestas a los demás a todo trance. Cierto que muchos creen de buena fe que la llamada 'inmersión lingüística' es indispensable para la conservación del catalán, y sin embargo yo estoy convencido de que no nos hace ninguna falta tal como se ha mantenido y desarrollado durante los últimos treinta años, y que en cambio ha producido un empobrecimiento de la cultura de los catalanes al cerrarnos sobre nosotros mismos y limitar el dominio y conocimiento de la lengua y la cultura comunes a toda España.

Buscado o no, lo cierto es que estas políticas nacionalistas no tienen como fin la preservación de lo catalán, sino blindar en el poder a la casta política nacionalista, que utiliza el sentimiento catalán que nace del amor a nuestra tierra y a nuestras costumbres y cultura específicas, y que es no sólo legítimo si no bueno, a base de generar el enfrentamiento con el poder superior del estado, y, por lo mismo, con el resto de España. Así se empobrece Cataluña en todos los sentidos, y no sólo no se está defendiendo lo catalán, sino que se está empobreciendo al renunciar muchos a una parte de nuestra cultura que compartimos con todos los españoles.

Señores de CiU no estáis defendiendo a Cataluña, aunque creáis otra cosa. Lo sepáis o no os estáis defendiendo a vosotros mismos; y por eso Cataluña va hacia la nada y no podrá por ese camino desarrollarse y crecer como pueblo en ningún sentido. Pero también vosotros, nacionalistas, vais hacía ninguna parte, y los hechos lo demuestran, porque como se ha dicho la realidad es tozuda, y la Cataluña real está ahí: es esa que vosotros confundís con vuestros sueños, que por eso siempre terminan en pesadilla.

JORDI CARRERAS és portaveu del grup municipal Popular a Sant Cugat del Vallès