La huida de Artur Mas

Jordi Carreras


Publicat: el 30/oct/12
Opinió| Columnes

Si algo está quedando claro en el gran debate que ha desencadenado la convocatoria de elecciones anticipadas efectuada por el Presidente de la Generalitat, es lo insostenible de su posición, y su incapacidad o incompetencia como gobernante y líder político.

Emprender el camino hacia la independencia de Cataluña en otras circunstancias podría ser más o menos coherente desde el punto de vista del nacionalismo, porque la lógica de este modo de entender la realidad que tienen los nacionalistas lleva precisamente a ese final. Pero hacerlo como lo ha hecho el señor Mas, y en las circunstancias por las que atraviesa España en estos momentos, es una torpeza tan insigne que puede representar precisamente el principio del fin del nacionalismo. Un fin que quizá muchos no veremos, aunque sí que podremos constatar su declive y desmoronamiento en los corazones y en las cabezas de los catalanes. Y esto tanto si CiU obtiene buenos resultados en las próximas elecciones, como si pierde posiciones.

En lugar de asumir su responsabilidad de gobernante de la Generalitat, buscando las mejores vías para salir de la situación de crisis gravísima por la que atravesamos; en lugar de buscar los pactos que fueran posibles con el Estado para garantizar las mejores soluciones posibles para Cataluña, Artur Mas opta por romper con el Estado, no ya sin agotar las posibilidades de negociación, sino ni tan siquiera comenzándolas. Porque es evidente que el encuentro con Rajoy, con el 'o lo tomas o lo dejas', no fue más que una escenificación hipócrita y victimista (una vez más para vergüenza de todos), de la ruptura que venía previendo desde tiempo atrás.

¿Pero qué busca con esa ruptura? Porque la independencia, que es la bandera que levanta, queda para más adelante, para quizá el año 2.020 parece que ha dicho últimamente, o para no se sabe cuándo, porque el manifiesto aprobado por la Generalitat afirma que se formulará una consulta 'prioritariamente' la próxima legislatura, y deja abierto por tanto que sea en la próxima o en la siguiente.

No se prevé pues de una forma clara y contundente que la independencia pueda conseguirse ni en poco tiempo, ni se sabe cuándo, ni cómo se hará, ni qué consecuencias podría tener para Cataluña de llegar a obtenerse. Se ha lanzado a una aventura no incierta, sino abocada a un fracaso seguro, a la que ha arrastrado a todos los catalanes. ¡Curiosa forma de defender a Cataluña y sus legítimos intereses! ¡Curioso modo de afrontar las responsabilidades que adquirió como Presidente de la Generalitat, y el mandato que le confirieron sus electores!

Lo que ha hecho Artur Mas es abandonar su puesto, huir de una situación frente a la cual no sabía qué hacer, ni cómo afrontar; dejarse sobrepasar por las circunstancias sociales, económicas y políticas. ¿Y este gobernante es el que quiere construir un nuevo estado? No me cabe la menor duda de que la realidad lo pondrá en su sitio, como sucede siempre. Aunque por desgracia será a costa de grandes quebrantos para Cataluña, para los catalanes y para toda España.

Pero mientras tanto la crisis económica que afecta a Cataluña sigue su curso sin que el Gobierno autonómico haga nada por detenerla, y se ve acrecentada y agravada por la desestabilización social y política causada por este Gobierno incapaz.

Si algo de positivo puede tener todo esto, como indicaba al principio, es que quizá quedará puesto de manifiesto que el nacionalismo no es el camino que ha de seguir Cataluña. Que el mejor modo de defender la propia identidad, nuestra cultura y nuestra lengua, no es ir contra el curso de la historia, que apunta hacia la unión de países y naciones, y no hacia el aislamiento y la reducción.

Yo deseo que de esta gran crisis surja la Cataluña auténtica, abierta al resto de España y a Europa. Una Cataluña responsable, laboriosa y con el sentido común que es una de las virtudes destacadas de los catalanes, aunque ahora algunos lo hayan oscurecido. Una Cataluña que arrime el hombro para sacar a toda España de la crisis, y que colabore con todas sus fuerzas en la construcción de una Europa mejor, más unida y más solida. Justo lo contrario de lo que propone CIU, pero quizá sea necesaria esta crisis para erradicar para siempre este espíritu de nuestra tierra que tanto daño nos ha hecho y nos está haciendo.

JORDI CARRERAS és portaveu del grup municipal popular a Sant Cugat del Vallès