Hemos visto como se ha creado un rechazo social creciente y poco elaborado donde se criminaliza al inmigrante, no teniendo en cuenta la realidad, ya que la mayoría de inmigrantes son personas nobles que vienen aquí a trabajar. En Cataluña hemos visto esta criminalización viviendo el surgimiento de Aliança Catalana, que cada vez cuestiona más el liderazgo de Junts dentro del mundo independentista.
La presión de Aliança sobre Junts ha hecho que sus 7 diputados en el Congreso, vía Waterloo, le exijan al PSOE una medida que no hubiera pedido de no ser por la competencia por el electorado con Aliança. La lucha Junts-Aliança está moldeando un Gobierno de España del PSOE. Ya vemos la mayoría social, plural y de izquierdas de Sánchez. Una vez más, el famoso "Gobierno progresista" cediendo ante las presiones de una formación nacionalista para asegurarse el poder. Para Sánchez claramente el poder va antes que los principios.
Es evidente que la inmigración necesita un control y una planificación para evitar los problemas de saturación que se han producido en Cataluña. La falta de previsión y la ausencia de un límite claro en la acogida han derivado en una gestión caótica que ahora algunos partidos intentan corregir a golpe de improvisación y medidas reactivas. Sin una estrategia nacional coordinada, el riesgo es que este problema continúe agravándose y termine extendiéndose a otras comunidades autónomas.
Si bien es cierto que la gestión de la inmigración la deben llevar las autonomías, ya que la implementación social la hacen mejor los entes que más cerca están del territorio, no se puede consentir que se creen fronteras dentro de la propia España. No puede ser que la Generalitat decida a quién acoger, a quién no y a cuántos acoger. Eso diluye completamente la esencia de un Estado. No es más autogobierno, es el surgimiento de un nuevo Estado de facto, ya que la delimitación territorial de las fronteras es lo que hace real la existencia de un Estado. La inmigración es un asunto de Estado, no una cuestión que deba quedar al arbitrio de cada autonomía según su conveniencia política.
Nuestro Gobierno debe garantizar que la gestión migratoria se haga de forma ordenada y que se eviten situaciones de colapso dentro de nuestro territorio. Para ello, el diálogo con las comunidades es crucial, pero la cesión de nuestras fronteras es la cesión de nuestra esencia como país. No puede ser. No puede ser que te llames PSOE y no le des importancia a España. Que por dos años más hasta las siguientes elecciones te dé igual trocear nuestra esencia como Estado.
No se trata de negar la entrada a quienes buscan una vida mejor, sino de asegurarse de que su integración se pueda conseguir. Si no es efectiva, sufrimos todos. Para ello, es imprescindible establecer límites claros en la acogida y evitar que algunas comunidades autónomas adopten decisiones que afectan a la soberanía nacional en su conjunto. La inmigración no puede convertirse en un arma política ni en una cuestión exclusiva de una autonomía concreta. Debe ser tratada con responsabilidad desde el Gobierno central, con una estrategia a largo plazo que garantice el equilibrio entre la acogida humanitaria y la capacidad real de integración en nuestro país. Algo que, mientras gobierne el PSOE, no veremos.
NACHO BRUNA és membre de les Nuevas Generaciones i de la Junta Local del PP de Sant Cugat
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El pp va con lag, saludos 👍
Victor Hidalgo. Enviat dijous
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