Sant Cugat del Vallès: La paradoja de la riqueza y el incivismo o de cuando la comodidad personal pesa más que el respeto por el prójimo
Roque Adrada
Publicat: avui, a les 06:00
Opinió|
Columnes
En Sant Cugat, uno de los municipios con mayor renta per cápita de España, hay algo que me llama profundamente la atención: la cantidad de carritos de compra abandonados en los aparcamientos de los supermercados, esparcidos sin orden ni concierto. Este pequeño detalle, casi insignificante a primera vista, simboliza un problema más profundo que trasciende lo cotidiano.
Devolver el carrito de la compra a su lugar parece un gesto trivial. Sin embargo, este acto encierra mucho más que una simple cuestión de orden; habla de responsabilidad colectiva, de civismo y del respeto hacia los demás. Cuando no devolvemos un carrito a su sitio, no solo dificultamos la tarea de quienes deben reorganizarlos, sino que también enviamos un mensaje: "Mi comodidad está por encima de lo colectivo". Y este pensamiento, repetido una y otra vez, acaba erosionando los valores que sostienen cualquier sociedad.
¿Podemos exigir el buen funcionamiento de las instituciones públicas, criticar su gestión o reclamar una mayor calidad de vida, si como individuos no somos capaces de cumplir con los gestos más simples de convivencia? El carrito de la compra se convierte en una metáfora perfecta: para que una sociedad funcione, no basta con esperar que otros hagan su parte, sino que debemos empezar por nosotros mismos, con acciones tan básicas como esta.
Pero aquí surge una pregunta aún más inquietante: ¿acaso mayor renta per cápita significa mayor desconexión social? Sant Cugat, con su reputación de municipio próspero, ejemplifica una paradoja: donde hay recursos, a veces falta empatía. Es tentador pensar que un nivel de vida elevado debería ir acompañado de un mayor compromiso con lo público, pero la realidad parece ser más compleja. Tal vez, en nuestro afán por la individualidad y el éxito personal, hemos olvidado que pequeños gestos como devolver un carrito son los que realmente construyen comunidad.
Al final, devolver un carrito de compra a su sitio no es solo una cuestión de logística; es una declaración de principios. Es decir: "Me importa el otro, me importa el entorno, me importa ser parte de algo más grande que yo mismo". Y quizás, si todos empezáramos por ahí, esos "pequeños detalles" se convertirían en la base de un cambio mucho más profundo.
Roque Adrada, és membre de la Junta Local del PP de Sant Cugat