La fe en Sant Cugat: tradición viva en un mundo secularizado
Estrella Salanova
Publicat: ahir
Opinió|
Columnes
Domingo tras domingo, festividades o días laborables, las iglesias de Sant Cugat se convierten en espacios de recogimiento, devoción y comunidad. En un mundo que avanza hacia una creciente secularización, nuestra ciudad parece resistir ese curso, mostrando un latido de fe que no se apaga. Las iglesias llenas de fieles son una expresión viva de un amor a Dios que sigue siendo el centro de muchas vidas.
El Monasterio de Sant Cugat, joya histórica y arquitectónica, es mucho más que un monumento: es el corazón espiritual de nuestra ciudad. Con su imponente estructura, sus claustros cargados de historia y su rica tradición, no solo atrae a turistas y estudiosos, sino que también sigue siendo un lugar de encuentro para quienes buscan conectar con su fe. Cada rincón de este Monasterio habla de siglos de espiritualidad, marcando un puente entre el pasado y el presente.
Las celebraciones litúrgicas en el Monasterio y en las parroquias cercanas reúnen a personas de todas las edades. Hay algo profundamente significativo en ver cómo generaciones enteras, desde los más jóvenes hasta los mayores, se unen en oración. En un mundo donde las prioridades suelen estar marcadas por lo material y lo inmediato, estos espacios recuerdan la importancia de lo trascendental.
Además, la comunidad católica de Sant Cugat no se limita a la oración. A través de diversas iniciativas, como la ayuda a los más necesitados, la organización de eventos culturales y la catequesis para niños y jóvenes, se convierte en un motor de solidaridad y cohesión social.
La vivencia de la fe en Sant Cugat es, sin duda, una mezcla de tradición y modernidad. El compromiso de sus ciudadanos demuestra que, aunque el mundo cambie, los valores espirituales y el amor a Dios pueden seguir ocupando un lugar central en nuestras vidas.
En un contexto global donde la fe tiende a disminuir, Sant Cugat demuestra que es posible mantener vivo un legado espiritual. Pero esto no sucede de manera automática: requiere esfuerzo, dedicación y una mirada al futuro. Como comunidad, tenemos el reto de seguir trabajando juntos, creando espacios donde la fe no solo sea vivida, sino también compartida como un bien precioso.
Nuestra ciudad no solo es un símbolo de devoción, sino también un faro de esperanza y ejemplaridad. Sant Cugat nos enseña que, aunque el mundo cambie, los valores espirituales y el amor a Dios pueden ser el cimiento de una sociedad más justa, solidaria y llena de propósito. Que este legado sea el que inspire a las próximas generaciones a seguir construyendo un futuro lleno de fe y esperanza.
En estos días tan especiales de Navidad, nuestras casas y corazones se llenan de luz, unión y alegría. Es el tiempo perfecto para recordar que el Niño Jesús está presente entre nosotros, no solo como el protagonista de los belenes o las liturgias, sino en cada acto de amor, de perdón y de entrega al otro. Su llegada nos invita a mirar al mundo con ojos nuevos, llenos de esperanza y gratitud.
Desde el Partido Popular de Sant Cugat, os deseamos una muy Feliz Navidad, llena de fe, amor y momentos compartidos en familia. Que este espíritu navideño nos inspire a seguir construyendo un mundo más solidario y justo, llevando la luz de Cristo a cada rincón de nuestras vidas.
ESTRELLA SALANOVA és regidora del PP