De políticos y bicicletas
Sergio BlázquezSergio Blázquez
Publicat: el 17/set/20
Opinió|
Columnes
Intento ser asertivo y empático en este breve artículo con el equipo de gobierno. Debo decir, por lo tanto, que me ha parecido buena idea el hecho de subvencionar la compra de una bicicleta, eléctrica o 'clásica', con el fin de fomentar una movilidad más sana y menos contaminante. Así, el ayuntamiento anunciaba a bombo y platillo que costearía el 50 por ciento en la compra de una bicicleta con un tope de 500 euros. Magnífico titular. Claro, hasta que uno preguntaba por el asunto o se enteraba de la letra pequeña.
En honor a la verdad, debo confesar que si la idea era adecuada y novedosa su desarrollo ha sido manifiestamente mejorable, por no decir un sinsentido, dejando por lo tanto insatisfechos tanto a la inmensa mayoría de los interesados como a los vendedores.
Cuando se lanza una idea en política que pretende ser transformadora y que además tiene dotación presupuestaria es importante que el ciudadano reciba el mensaje de forma clara, diáfana y ajustada a la realidad. Haciendo un símil podríamos decir que lo que ha anunciado el ayuntamiento se ha tratado de publicidad engañosa.
En primer lugar, se tendría que haber enfatizado el hecho de que existía una dotación presupuestaria humilde para costear dicha medida, por lo cual la mayoría de los interesados no podrían acogerse a la subvención. A día de hoy está por ver si esa cuantía se aumenta o no.
En segundo lugar, se debería haber subrayado que uno de los mecanismos para ver si el potencial comprador podía tener opción o no a la bonificación era cumplimentar un cuestionario acerca de su futura movilidad asociada a la compra de la bicicleta con el fin de poner un baremo que diera prioridad a unos y descartase a otros.
En tercer lugar, habría sido más provechoso que fuera el propio usuario el que recabase los datos por parte del vendedor y lo presentase a la administración. Sin embargo, ha sido el propietario del establecimiento el que ha tenido que cargar con el trabajo administrativo poniéndole en una situación incómoda de intermediario en una medida donde la decisión final a la postre no iba a depender de él. Así era el vendedor quien debía decir 'no lo sé' a las preguntas del comprador de si se le iba a conceder la subvención o de cuando se le reembolsaría el dinero.
En definitiva, el desarrollo de la medida ha sido mejorable. Ha faltado información y que de antemano todo el proceso fuera público, accesible, claro y comprensible. Más rigor y menos autobombo.
SERGIO BLÁZQUEZ és regidor de Cs