Movilidad, ¿alternativas o imposición?

Sergio Blázquez

Sergio Blázquez


Publicat: el 20/feb/19
Opinió| Columnes

Uno de los factores que ha impulsado el desarrollo de Sant Cugat como ciudad ha sido su ubicación geográfica privilegiada en un nudo de comunicaciones. Aunque algo alejada de la capital, esta circunstancia hizo atractiva la opción de vivir en nuestro municipio.

El desarrollo acelerado que ha experimentado la ciudad, junto a un urbanismo no adaptado a esas circunstancias, ha desembocado en unos problemas de movilidad que lejos de mejorar han ido empeorando a medida que el reducido espacio físico destinado a los vehículos se está empleando en gran medida para dar cabida a otras opciones de movilidad.

Sin duda, todos compartimos el hecho de que si queremos mantener nuestra calidad de vida y tener una ciudad más sostenible habrá que realizar ajustes. Estos ajustes van a afectar en mayor o menor medida a nuestros hábitos de movilidad habituales. Todos somos conscientes de ello y nadie debería oponerse a algunos cambios que impone el desarrollo sostenible de nuestra sociedad.

Pero hay cosas en las que no podemos estar de acuerdo, y una de ellas es que únicamente las bicicletas deban dictar los parámetros de movilidad de una ciudad moderna, condicionando de forma drástica la utilización de otros medios de transporte.

Evidentemente, la movilidad en bicicleta es una opción para muchos ciudadanos y podría serlo para muchos más, igual que sucede con los transportes públicos, con más y mejor inversión en infraestructuras adecuadas: carriles bici, aparcamientos disuasorios, mayores frecuencias de paso... Pero para muchos otros ciudadanos, y más si cabe en un término municipal extenso como Sant Cugat, con una orografía irregular y con una gran parte de la población distribuida en barrios periféricos, la opción de movilidad de bicicleta queda muy restringida por no decir inviable en algunos casos.

Por otra parte, no confundamos el uso lúdico de la bicicleta, que se concentra los días no laborales, con el uso como medio de transporte de personas y mercancías el resto de la semana. No parece razonable hipotecar la movilidad 'semanal' en aras de un uso 'lúdico' de esos espacios los fines de semana.

El veto al coche de facto que está imponiendo el equipo de gobierno del PdeCAT afecta directamente al modo de vida de los santcugatenses y al desarrollo de la ciudad.

Las dificultades para desplazarse por la ciudad, para atender las necesidades habituales, compra, trabajo, ocio y para el propio comercio local quedan claramente limitadas y restringidas por dichas medidas y con ello se ataca directamente uno de los pilares que han hecho de Sant Cugat la ciudad que es.

Sergio Blázquez és regidor de Cs