La ciudad de las píldoras azules

Sergio Blázquez

Sergio Blázquez


Publicat: el 7/set/16
Opinió| Columnes

Todos sabemos que existe un sesgo entre la realidad y lo que podríamos denominar como realidad 'oficial'. En mayor o menor medida esta diferencia de percepciones la padecemos todos los seres humanos que vivimos en el siglo XXI.

La mayoría de nosotros nos sentimos como el protagonista de la famosa película 'Matrix', Neo. Muy a menudo tenemos que abordar la disyuntiva de tomar la píldora roja o bien la píldora azul. Por si alguien a estas alturas todavía desconoce estos símbolos de la cultura popular, tomar la píldora roja supone conocer la realidad a toda costa, aunque pueda resultar dolorosa, mientras que tomar la píldora azul supone permanecer felizmente engañado, creyendo a pies juntillas en lo que nos dicen quienes ostentan el poder.

Decía en el primer párrafo que este problema de discriminar la realidad de lo ficticio nos afecta en casi todas las esferas de nuestra vida. Como un servidor ejerce como regidor de nuestro municipio, les quería comentar un asunto que afecta de lleno a la 'Matrix municipal' y que es el concepto de 'Participación Ciudadana'. Un concepto moderno y que ha ido cobrando fuerza con el deterioro paulatino de la credibilidad de las democracias occidentales en las últimas décadas. Un concepto que se compra fácil y que el actual equipo de gobierno vende mejor. Aparentemente resulta difícil oponerse a un término que incluye el participar y que apela a la ciudadanía.

En Sant Cugat, la participación ciudadana se ha articulado recientemente a través de Mesas varias, grupos de trabajo temáticos y presupuestos participativos diversos. Todo ello debidamente aderezado con una campaña de marketing sostenida en el tiempo con el fin que la ciudadanía llegue a creer que vivimos en una localidad donde la toma de decisiones es más democrática y plural que en otros municipios. Sin embargo, soy testigo de que el espíritu probablemente benigno de la idea se ha transmutado en algo que no hace sino atentar contra el bienestar de la población. Así, una gran cantidad de ideas o de proyectos de mejora de la ciudad, muchos de ellos absolutamente necesarios y urgentes, han sido desestimados y remitidos a su mesa correspondiente.

Y la realidad es que es el equipo de gobierno municipal quien controla estas mesas o grupos de trabajo. Muchos de ellos apenas se convocan. Otros lo hacen sin orden ni concierto y prolongando las conclusiones y toma de decisiones 'in aetérnum'. Además, Convergencia todavía controla en última instancia las llaves de la caja, es decir, los presupuestos, para decidir lo que se lleva a cabo y lo que duerme el sueño de los justos, aunque tenga todas las bendiciones.

En resumidas cuentas, los convergentes se han dado cuenta de que bajo la marca de 'Participación Ciudadana' se encuentra una herramienta magnífica para enfrentar a ciudadanos entre sí, dilatar los problemas en el tiempo y desesperar a los opositores más templados a base de cansancio temporal. Paradójicamente, una barricada magnífica para alejar los problemas de los vecinos de la toma de decisiones.

En definitiva, entretener a la ciudadanía mientras ellos, los que mandan, siguen haciendo lo que les da la gana.

SERGIO BLÁZQUEZ és regidor de C's