Sant Cugat, pueblo solidario con los que más sufren
Dimitri Defranc
Publicat: el 21/jun/16
Opinió|
Columnes
Sin duda en cada pleno se hace historia en esta ciudad, pero este es mes se han hecho avances que tienen un valor añadido y es el de hacer justicia o tratar de ayudar mínimamente a las personas que en las peores condiciones quieren llegar o han llegado a Cataluña y se han encontrado con miles de puertas cerradas.
Hemos aprobado dos mociones:
Una para facilitar la vida a las personas que tienen que regularizar sus papeles para salir de la ilegalidad y no terminar preso en un Centro de Internamiento para Extranjeros (CIES) también llamados'los Guantánamos españoles', lo que ha abierto un poquito esa puerta cerrada a cal y canto que posibilita no solo que muchas personas se regularicen con menos exigencias por parte de la administración, sino que apoyemos a toda esa gente que también ha venido a este país escapándose de las guerras de la violencia y que no han podido obtener sus papeles por la vía normal de trámite de refugio, ya que la aberrante situación en la política de asilo y refugio solo admite a trámite 7 de cada 100 peticiones de asilo y de estas solo concede 1, lo que obliga a la gente y a las familias a buscar regularizarse por la vía 'normal'.
Esta moción a un coste cero para las arcas públicas, además puede generar un ahorro de tiempo y recursos para la administración.
El otro avance es que toda la oposición unida excepto el PP que se ha abstenido, hemos logrado que Sant Cugat envíe los recursos que no ha usado desde que se declaró ciudad refugio para ayudar directamente en la zona caliente donde diariamente mueren hombres, mujeres y niños.
Queremos pasar del discurso a los hechos, queremos hacer que esta ciudad marque con su solidaridad un ejemplo para el mundo pidiéndole a cada ciudadano un esfuerzo de 1,23 euros aproximadamente por ciudadano que hacen un total 108000 euros, un poco más de lo que cuesta un solo alto cargo de las administraciones públicas. Tenemos que equiparar en algo la balanza de la justicia de este mundo que parece haberse vuelto loco con una guerra que ya ha causado demasiado sufrimiento y que nosotros y nosotras desde nuestras casas no tenemos el poder de parar ¿o sí?, pero sí podemos tratar de aliviar los síntomas de esta masacre.
Tenemos el poder de aliviar en algo el drama humano por medio de esos héroes que están sobre el terreno luchando día a día para que la vida no se nos escape en uno de los mares más legendarios y mitológicos que ahora cruzan niños, niñas, mujeres embarazadas, ancianos....en unas embarcaciones pateras que ni el mejor capitán se atrevería a gobernar.
Yo crecí escuchando las leyendas de una masacre que convirtió un lago de los Andes en un lago de Sangre después de la masacre de Yahuar Cotcha . Veinte generaciones después del suceso seguimos hablando de esa masacre, estamos condenando a nuestros hijos nietos y bisnietos a crecer escuchando la historia del Mar de Sangre en el que se vuelve a convertir el mediterráneo, ¿queremos contarle acaso la historia de este mar de sangre a las futuras generaciones? Y lo peor de todo, ¿queremos ser la generación que provocó esta guerra y que vio impávida morir ahogada a la gente?
Todos sabemos que sobran motivos, algunos los aceptarán más o menos pero la realidad nos pisa, la realidad en estos momentos mata, pero mientras tengamos la posibilidad de equilibrar aunque sea un poquito la balanza de la justicia del lado de la vida ¡allí estaremos!
DIMITRI DEFRANC és regidor de la CUP-PC