La abeja y el cordero, derecho a existir derecho a ser iguales
Dimitri Defranc
Publicat: el 29/set/15
Opinió|
Columnes
Hace unos años en un país muy lejano a un grupo de personas se les ocurrió la idea de recuperar parte de la cosmovisión de sus pueblos ancestrales reflejada en unos manuscritos olvidados, estos manuscritos rezaban la idea de comenzar a entender al humano no como dueño y señor de la creación, sino como parte del entorno y del ecosistema. Esta forma de pensar y de respeto se la comenzaron a predicar a sus congéneres.
Esta visión tan simple no fue muy bien entendida por muchos de los pobladores de aquel lejano pueblo. Decía uno de ellos: '¿Cómo yo puedo valer lo mismo que una abeja o que un cordero si yo tengo el poder de aplastar a la abeja con la palma de mi mano y al cordero usarlo solo para saciar mi hambre momentánea?'.
Uno de las personas que defendían esta forma de pensar le respondió: 'No es esta abeja más útil que nosotros los humano ya que es gracias a su contribución llevando el polen de flor en flor que muchas especies pueden sobrevivir, especies que nos dan la vida'.
'El cordero que tu comes no es acaso un animal sensible que fue parido de una madre que bebió leche como hicimos nosotros en nuestra infancia o como hacen tus hijos y los míos'.
'¿No somos de cierta forma más inútiles que algunos seres de los cuales no consideramos su valor como el de un insecto y no somos iguales que otros seres que sufren y aman y que muchas veces solo consideramos 'comida'?'
El aldeano conmovido por las palabras de su coterráneo descubrió una realidad que se mostraba ante sus ojos, dedicó pues su vida a estudiar la relación de su ser y de su vida con los demás seres del mundo y mientras más la estudiaba se daba cuenta que más igual a esos seres se sentía, que esos seres vivían luchaban y amaban y que no eran solo diversión y comida.
Al final cuando aceptó que él es parte del ecosistema se convirtió en un protector de la vida y se dio cuenta que nosotros también podemos llegar a ser tan importantes como una abeja y tan sensibles como un cordero, y que el principio del camino es aprender a respetar al otro y reconocerlo ya sea humano, animal o planta. Todos hemos llegado a este planeta de algún lado y todos tenemos derecho a vivir a ser y a ser respetados.
DIMITRI DEFRANC és regidor de la CUP-PC