Nada va a ser igual

Roberto Torrecilla


Publicat: el 10/jun/15
Opinió| Columnes

Las elecciones del 24M son ya historia. El recuento de votos y, tal como anunciaban las encuestas y estudios demoscópicos, han dado paso a un nuevo mapa político a todos los niveles tanto nacional como autonómico y local. Cualquiera que no reconozca que hay un antes y un después del 24 de mayo del 2015 comete un gran error.

La ciudadanía ha votado en un alto porcentaje y con su voto ha decidido de manera inequívoca poner las bases, dar un primer paso hacia un cambio político de gran calado. Los partidos denominados tradicionales han sufrido una enorme sangría de votos que proviene del conjunto de ciudadanos hartos de sus usos y formas de hacer política, sus retóricas, sus pactos e intereses creados, alejada en realidad de las necesidades de éstos; todo ello trufado con innumerables imputaciones cuando no de acusados en firme por incontables casos de corrupción. Se puede claramente constatar la incapacidad manifiesta de los cuadros y responsables políticos de esos partidos que no han sabido interpretar la realidad vivida de nuestras calles y plazas, nuestras ciudades y pueblos, más preocupados por retener parcelas de poder, cargos y sillas, que de comprobar que políticamente la realidad ha cambiado. Nada va a ser igual, todo ello ha hecho que el ciudadano de a pie haya hecho pagar esos comportamientos con la negación de su voto.

A nivel local es probablemente cierto que CiU retendrá la alcaldía y que Mercè Conesa y su nuevo equipo de gobierno elegido a dedo seguirá gobernando virtualmente la ciudad desde la Diputación de Barcelona (o no) pero sin el apoyo de no menos de un 25% de sus votantes que han retirado su soporte al proyecto personalista de la alcaldesa. Gracias a esta nueva distribución y a la pérdida de la mayoría, esta próxima legislatura no va a tener nada que ver con la anterior. La entrada de nuevos partidos en el consistorio junto con la consolidación de otros y la mínima representación de los partidos locales pertenecientes a los mayoritarios del bipartidismo, evidencian un castigo del ciudadano a sus comportamientos políticos y abren un nuevo panorama municipal completamente diferente al de la legislatura anterior. El rodillo convergente que durante cuatro años se ha aplicado pleno tras pleno y esa forma forma de gobernar con ribetes de despotismo ilustrado, por fin se va a acabar y tanto la futura alcaldesa como el equipo de gobierno van a tener que dar muchas más explicaciones de su acción de gobierno a los grupos en el pleno y a la ciudadanía. No es descabellado pensar que, si siguen por ese camino, ésta va a ser la última legislatura de CiU al gobierno de la ciudad.

La irrupción de Ciutadans en el pleno municipal, gracias a los millares de votos que desde aquí aprovechamos para agradecer, es sin duda el hecho de mayor relevancia de la jornada electoral del 24M. Sus tres concejales más su vocalía en la junta de vecinos de la EMD de Valldoreix partiendo desde cero, han sido un enorme éxito gracias en parte a la herencia de la marca C's y al trabajo tenaz, humilde, riguroso, sin apenas recursos, autónomo y desinteresado de muchas personas. Agradecemos los resultados a estos voluntarios, afiliados y simpatizantes que se han comprometido localmente en un proyecto de representación ciudadana para una mayoría creciente en nuestra ciudad, sin sesgos, transversal e ilusionante alejado de peligrosos delirios , de quimeras irrealizables, de ideologías viejas y fracasadas, del inmovilismo caduco esclerotizante y de proyectos personales sin ninguna credibilidad.

A partir de ahora nada va a ser igual en nuestra ciudad: Ciudadanos ha llegado para quedarse.

ROBERTO TORRECILLA és vocal de la junta C's Sant Cugat